La Seguridad del Paciente es el conjunto de actividades destinadas a reducir hasta un mínimo aceptable los daños innecesarios que podrían sufrir los pacientes como resultado de la atención en salud.
La atención en salud segura es un derecho fundamental para todos los pacientes; sin embargo, los daños que sufren los pacientes debido a una atención insegura siguen siendo una de las 10 causas principales de muerte y discapacidad en todo el mundo. Según las cifras publicadas por la OMS en septiembre de 2019, hasta 4 de cada 10 pacientes sufren daños durante la atención en salud primaria y ambulatoria. De estos daños, el 80 % se pueden prevenir. Algunos de estos daños se deben a errores cometidos durante la identificación de pacientes, el diagnóstico o la prescripción de medicamentos.
La evidencia muestra que, cuando se involucra a los pacientes como socios o aliados en la atención médica, se logra un mayor compromiso y satisfacción de su parte, lo que deriva en la obtención de mejores resultados en su salud y progresos significativos en términos de seguridad. Involucrar a los pacientes en el diseño del sistema de salud podría reducir la carga de los daños hasta en un 15 %.
Los pacientes y sus familias deben ser los protagonistas de la atención en salud en todos sus niveles, tanto en la toma de decisiones compartida con respecto a sus procedimientos y tratamientos, como en la formulación de políticas de salud y mejoras al sistema de salud. En conclusión, los sistemas de salud deben ser diseñados con los pacientes, en lugar de para los pacientes.
Los pacientes, sus familias y cuidadores deben tomar un rol mucho más proactivo en su salud y autocuidado, por esta razón queremos compartir valiosas recomendaciones que te ayudarán a cuidar tu salud y la de tus seres queridos durante tus atenciones médicas:
Toma un papel mucho más activo en el cuidado de tu salud.
Decide tu plan de tratamiento o procedimientos en consulta de manera conjunta con el equipo médico.
Infórmate adecuadamente sobre tu tratamiento o procedimiento, anota y guarda la información que te ayuda.
Expresa tus dudas, inquietudes y opiniones en relación con tu salud.
Notifica los incidentes, eventos adversos y daños que tú o tu familiar hayan presentado durante la atención en salud.
Comparte tus experiencias e ideas de mejora con tu profesional de salud.
Si tu tratamiento involucra un medicamento, toma en cuenta las siguientes recomendaciones:
No te automediques, consulta con tu médico antes de tomar un medicamento.
Pregunta a tu médico toda la información relacionada con su administración: cómo tomarlo, cuándo tomarlo, la relación con las comidas, cómo almacenarlo, cómo desechar los residuos, qué eventos adversos podrías experimentar durante el tratamiento, etc.
Familiarízate con el medicamento prescrito por tu médico, identifica y anota su nombre, su ingrediente farmacéutico activo (más conocido como principio activo) y la razón por la cuál lo estás recibiendo.
Anota la información en un lugar seguro donde puedas revisarlo cada vez que lo necesites.
No abandones el tratamiento aunque te sientas mejor.
Adquiere tus medicamentos en lugares autorizados por las autoridades de salud como por ejemplo las cadenas de farmacias conocidas que cuenten con un permiso de funcionamiento emitido por Agencia Regulatoria de Control y Vigilancia Sanitaria (ARCSA).
Revisa la apariencia del medicamento, la fecha de caducidad, la información del producto que encuentras en la caja.
Toma en cuenta el LOTE del medicamento, que es el código que permite rastrear sus unidades fabricadas; de esta forma, puedes compartirlo con tu médico o el fabricante del medicamento en caso de experimentar un algún evento adverso, lo que facilita la identificación del medicamento rápidamente.
Si tienes dudas de la apariencia del medicamento, no lo tomes e informa a tu médico o al fabricante del mismo.
Evita comprar medicamentos por internet pues el riesgo de adquirir medicamentos falsificados o de contrabando aumenta significativamente
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